Era una noche fría de diciembre, y Chana y Cucho estaban muy emocionados. ¡ Se acercaba La Navidad!

Chana, una niña buena de ojos brillantes, miraba por la ventana mientras las luces de colores iluminaban las calles. «¡Mira, Cucho! Las luces parecen estrellas en las ventanas», dijo felizmente.

Esa noche, la familia se reuniría alrededor de la mesa. Había galletas de jengibre, frutas y una gran taza de chocolate caliente. «¡Qué delicioso!» exclamó Chana

Cucho se acercó a la chimenea donde una gran bota de Navidad colgaba, esperando algún regalo. «Quizás tengo algún regalo», pensó.

Chana y Cucho se pusieron sus abrigos y salieron al jardín a ver el árbol de Navidad. Era grande y brillante, con esferas rojas, doradas y muchas luces parpadeantes. «¡Es nuestro árbol favorito!» dijo Chana mientras ponía una estrella brillante en la punta.

Chana abrazó a Cucho y le susurró al oído: «La Navidad es para compartir, para reír y para estar con quienes más queremos.» Cucho movió las orejitas con fuerza, entendiendo perfectamente que lo que más le gustaba era estar con Chana, su mejor amiga.

Esa noche, después de soñar con renos y regalos, Chana y Cucho se durmieron, rodeados de cariño y alegría. ¡La Navidad estaba muy cerca, y con ella, muchos momentos felices para vivir!