Hace cinco años nació un sueño.
Uno pequeño, como una semilla.
Uno tierno, como una sonrisa de niño.
Uno valiente, como un primer paso sin miedo.

Ese sueño se llama Chana y Cucho.
Y aunque han pasado los días, los meses, los años…
sigue latiendo igual de fuerte.

Porque cuando se trata de crear para los niños,
soñar no es una opción: es una necesidad.

Soñamos con un mundo más amable.
Con historias que abracen.
Con personajes que enseñen sin señalar,
y que acompañen sin juzgar.

Soñamos con risas sinceras,
con preguntas curiosas,
con juegos que dejen huella
y con corazones que se abren como libros.

Chana y Cucho no son solo personajes.
Son una promesa.
La promesa de nunca dejar de imaginar.
De seguir creyendo en la magia.
De construir, con amor, un mundo mejor.

Porque cuando sueñas, creas.
Y cuando creas para los niños,
cuidas el futuro.

Así que no dejaremos de soñar.
Nunca.
Porque ahí, justo ahí,
es donde todo comienza.